lunes, 14 de diciembre de 2009

Cinofobia

El miedo a los perros es un sentimiento ancestral de estrés (con origen prehistórico filogenético en los enfrentamientos contra los lobos y otros cánidos) que se transmite de madres a hijos. Como los miedos a otros animales dañinos y peligrosos como arañas o serpientes, aunque está presente en todos los humanos puede exacerbarse si hubo experiencias infantiles traumáticas reforzadas por la impronta de la transmisión del pavor materno cuando te porta en brazos o de la mano en la infancia.
La población general que no padece este trastorno tiende a menospreciar y minusvalorar este sentimiento que no comparte... y así muchos dueños de canes ante el susto, miedo y disgusto que experimentamos ante su mascota, sonríen divertidos aduciendo: "No se preocupe que no hace nada". Una vez producida la sensación de alarma con la subsiguiente secreción de adrenalina y catecolaminas... el malestar no desaparece rápida ni fácilmente y este tipo de manifestaciones no hacen sino empeorar el enfado que uno experimenta al encontrarse inesperadamente con una sombra que se mueve rápida e incontrolable dotada de fuertes mandíbulas llenas de dientes aterradores y que profiere dolorosos y amenazadores ladridos que taladran los oídos hasta lo más profundo del cerebro.

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